Introducción
La industria textil agrupa todas
aquellas actividades dedicadas a la fabricación y obtención de fibras, hilado,
tejido, tintado, y finalmente el acabado y confección de las distintas prendas.
Originalmente, el término textil
se aplicaba sólo a las telas tejidas, pero con la evolución de esta industria
se extiende ahora incluso a telas producidas por métodos diferentes al tejido,
como las formadas por uniones mecánicas o procesos químicos. Igualmente, se
aplica a variadas materias primas y materiales obtenidos de las mismas, como
filamentos, hilos sintéticos, hilazas, que son empleados en tejidos trenzados,
bordados, acolchados, hilados, fieltrados, etc.
En estas operaciones textiles
también están consideradas las de preparación de las fibras de origen natural
(vegetales o animales), y en los que se realizan procesos como el blanqueado,
teñido o la mercerización.
La elaboración de tejidos se
remonta a la antigüedad más lejana. Como industria textil, tras la invención de
los telares mecánicos, comenzó a desarrollarse en Gran Bretaña, Francia,
Bélgica y Estados Unidos a partir de mediados del siglo XVIII. Las máquinas se
fueron perfeccionando rápidamente, pudiendo así incorporarse en la elaboración
distintas clases de fibras.
Ilustración de un telar de finales del siglo XVI
La lana, que era la fibra natural
más utilizada, comenzó a ser sustituida por el algodón, y aunque no la desplazó
totalmente, sí se convirtió en la fibra natural de origen vegetal más
utilizada.
Ya en épocas recientes, el
algodón --que en tiempos pretéritos ocupaba en EEUU ingente mano de obra
esclava en los territorios del Sur-- comenzó a perder su primer puesto en
cuanto a demanda para la industria textil, y fue siendo reemplazado en gran
parte por las nuevas fibras sintéticas y artificiales, con origen en los
hidrocarburos, celulosas, etc.
El algodón fue perdiendo el primer puesto de las fibras preferidas para la
confección, y reemplazada en parte por las nuevas fibras sintéticas
La industria textil constituye el
primer sector económico en muchos países que todavía se encuentran en vías de
desarrollo. Su importancia y evolución en estos países viene determinado por
una autonomía en la cual no precisan inversiones o tecnología foránea, materias
primas costosas, ni tampoco una mano de obra demasiado especializada.
Procesos y tratamientos textiles
La industria textil comprende
multitud de procesos y/o tratamientos específicos destinado a dar a los hilos y
a los tejidos propiedades y características concretas.
Dependiendo del tipo de fibra, o
del efecto de acabado que se desea dar, se utilizan variados métodos físicos y
químicos.
Entre los procedimientos
habituales destacan los siguientes:
Ablandado
Es una operación consistente en eliminar la aspereza de las hilachas del
yute o del cáñamo debidas a las incrustaciones de impurezas que mantienen
unidas las fibrillas elementales.
Acabado
Es el conjunto de operaciones que se llevan a cabo sobre un tejido crudo para adecuarlo a su uso final. Las principales son: repasado, lavado, cepillado, enrasado, chamuscado y apresto. El acabado castor es un acabado especial que se confiere a la lana para conseguir una superficie cubierta de pelo aplastado. El acabado denominado "Sajonia" es un tipo de acabado que proporciona suavidad a un tejido.
Es una operación consistente en machacar y espadillar el lino, cáñamo, yute, etc., después de su maceración, para conseguir las fibras limpias.
Es el conjunto de operaciones que se llevan a cabo sobre un tejido crudo para adecuarlo a su uso final. Las principales son: repasado, lavado, cepillado, enrasado, chamuscado y apresto. El acabado castor es un acabado especial que se confiere a la lana para conseguir una superficie cubierta de pelo aplastado. El acabado denominado "Sajonia" es un tipo de acabado que proporciona suavidad a un tejido.
Es una operación consistente en machacar y espadillar el lino, cáñamo, yute, etc., después de su maceración, para conseguir las fibras limpias.
Alisado
Es una operación consistente en tratar los hilos de lana a cierta tensión, sometidos a temperatura y humedad adecuadas, para evitar su posterior rizado.
Es una operación consistente en tratar los hilos de lana a cierta tensión, sometidos a temperatura y humedad adecuadas, para evitar su posterior rizado.
Azufrado
Es un proceso de blanqueado al cual se someten las lanas mediante emanaciones de azufre.
Es un proceso de blanqueado al cual se someten las lanas mediante emanaciones de azufre.
Muarado
Es un proceso que consiste en el tratamiento de una superficie para que aparezca con visos y aguas; el muarado de tejidos se efectúa haciéndolos pasar por calandrias de muarar que, al aplastar el grano del tejido, le confieren un acabado tornasolado (muaré), y la irregularidad del proceso es lo que proporciona un acabado tornasolado o en forma de aguas.
Es un proceso que consiste en el tratamiento de una superficie para que aparezca con visos y aguas; el muarado de tejidos se efectúa haciéndolos pasar por calandrias de muarar que, al aplastar el grano del tejido, le confieren un acabado tornasolado (muaré), y la irregularidad del proceso es lo que proporciona un acabado tornasolado o en forma de aguas.
La hilatura
La hilatura comprende el conjunto
de procesos al que son sometidas las fibras textiles, tanto las naturales como
las sintéticas, para ser transformadas en hilados homogéneos y resistentes.
El proceso de hilatura varía en
función de las características de las fibras, tales como la longitud, limpieza
o finura, así como el origen animal, vegetal, químico, etc. Así, se diferencia
la hilatura de fibras largas, como la lana, de las fibras cortas, como el
algodón. Las operaciones fundamentales que tienen lugar en el proceso de la
hilatura comienzan con la limpieza y apertura de las fibras, de tal modo que
queden sueltas, homogéneas y libres de impurezas, ya que éstas perjudican la
calidad del hilo. Esto se consigue con máquinas que combinan acciones mecánicas
y aerodinámicas.
Dado que las fibras textiles son
heterogéneas, hay que llevar a cabo una mezcla de las que tienen
características parecidas, a fin de que las propiedades del hilo permanezcan lo
más constante posible en un mismo proceso de fabricación. Mediante el cardado se
separa cada una de las fibras, las cuales se hallan todavía desordenadas
formando una masa más o menos voluminosa después de la depuración, con objeto
de reunirlas después en una cinta en la que se disponen con regularidad y
parcialmente orientadas en dirección axial. Seguidamente se procede a
regularizar y homogeneizar las cintas procedentes de la carda, normalmente
irregulares, para lo cual se realizan sucesivos estirados y doblados de las
mismas. El estirado se lleva a cabo pasando las cintas entre dos pares de
cilindros de velocidades periféricas diferentes. En las mecheras, las cintas
son estiradas de nuevo y se transforman en mechas, de menor masa lineal.
Mediante una ligera torsión se obtiene una cohesión natural de las fibras.
El hilado, propiamente dicho,
consiste en realizar un último afinado de la mecha para transformarla en un
hilo, el cual se somete al mismo tiempo a una torsión, que le dará la tenacidad
deseada. Finalmente, el hilo es enrollado sobre un soporte. Suplementariamente,
se realiza el peinado, en cuya operación se elimina la totalidad o buena parte
de las fibras más cortas, con objeto de obtener hilos muy finos y especialmente
regulares. Con frecuencia se realizan también otras operaciones complementarias
posteriores, como el devanado en grandes bobinas, el retorcido, el flameado,
etc. Las fibras sintéticas o químicas, ampliamente utilizadas en la industria
textil, han de tener, para poder ser hiladas, una longitud y un grosor
similares a los de las fibras naturales.
El tintado
Una vez confeccionados tanto los
hilos como los tejidos, se someten a operaciones de tintado para conferirles el
color deseado. Para ello, se recurre a productos químicos si las fibras no
incorporan ya el color pretendido antes de la hilatura.
Debido a que los materiales
textiles sometidos al teñido o tintado son de naturaleza química muy diversa,
los colorantes actúan de muy distintas maneras. Antes de efectuar esta
operación, por lo general se blanquea el producto textil y, si es necesario, se
trata con un mordiente. Las materias textiles pueden teñirse en diferentes
fases de su manufactura: en estado de fibra, de cinta cardada, de hilado o de
tejido. Para que se pueda producir el fenómeno de absorción, capilaridad y
adherencia, las materias a teñir deben ser necesariamente porosas.
Área de tintado de una planta textil
Químicamente se asume que el
colorante se combina con las moléculas de la sustancia a teñir. En la teoría
electrocoloidal, los colorantes se unen a otras materias gracias a que en
estado coloidal poseen una carga eléctrica positiva o negativa, lo cual origina
una fuerza de atracción sobre las cargas de signo contrario de dichas materias
(eléctricamente, las cargas de signo contrario se atraen, al contrario que las
cargas de igual signo, que se repelen).
La merceración
La merceración es un proceso
textil que consiste en el tratamiento de las fibras de algodón o hilo
(normalmente bajo tensión) con hidróxido de sodio concentrado. Mediante este
proceso, el algodón adquiere cierto brillo sedoso, se hace más resistente a la
tracción, presenta mayor afinidad por el tinte y aumenta su reactividad química
frente a diversos procesos de acabado.
Fibras textiles
Existen diversas especies
vegetales aprovechables (en todo o en parte) como materia prima para proporcionar
fibras vegetales con destino a la industria textil.
Estas fibras pueden proceder de
los frutos, como en el caso del algodón, el kapoc o miraguano y el coco; de los
tallos, como en el caso del lino, el cáñamo, el ramio, el yute y la retama; o
los procedentes de las hojas, como en el sisal, el cáñamo de manila, el abacá o
el esparto.
Kapoc
El kapoc o miraguano se conoce
también con los nombres de seda o lana vegetal. Esta fibra procede de los
frutos de "Ceiba pentendra" de Java y varias especies del género
"Bombax" que se cultivan en Sri Lanka (antiguo Ceilán).
Las fibras de kapoc son de color
gris o blanco amarillento, sedosas, brillantes, flexibles, elásticas y muy
impermeables. Se utiliza para el relleno de almohadones y edredones, por su
flexibilidad y poco peso, así como para la fabricación de salvavidas, el
acolchado de trajes y la fabricación de fieltros. También se emplean en la
fabricación de cartones calorífugos e insonorizantes.
Coco
La fibra de coco procede de la
capa cortical de los frutos de este vegetal. Los cocos tienen un revestimiento
formado por una capa de filamentos de entre 10 y 35 cm de longitud, que una vez
separados del fruto, se estrían y peinan. Estos filamentos son empleados
principalmente en la fabricación de esteras y felpudos.
Nativa de la India trabajando la fibra de coco
Ramio
La fibra de ramio se obtiene de
la planta del mismo nombre, especialmente de "Bohmeria nivea", de la
familia de las urticáceas, que se cultiva en China y en el sur de Asia. Las
hojas del ramio se emplean en la alimentación de los animales por su alto
contenido en calcio. Las fibras son de sección elíptica muy alargada; su
longitud varia entre los 50 y 300 mm ,con un diámetro máximo cercano a los 100
micrómetros. Químicamente, están compuestas de un 99 % de celulosa, siendo una
fibra imputrescible y muy resistente a los agentes químicos.
Planta de Ramio (Boehmeria nivea)
La obtención de la fibra de ramio
parte del descortezado a mano, al que sigue la operación llamada
"desgomado", que elimina las materias pépticas y que consiste en
sumergir los tallos en baños alcalinos seguidos de lavados enérgicos, y del
agramado y peinado. La fibra obtenida por procedimientos artesanos se utiliza
para la confección de mantelerías y, especialmente, para la fabricación de
correas y cuerdas imputrescibles.
Yute
La fibra de yute se extrae de los
tallos de la planta del mismo nombre, de la familia de las tiliáceas. Las
fibras más empleadas son blancas y oscurecen con el tiempo. Se presenta en
haces muy lignificados de sección poligonal y de un grueso aproximado de 30
micrómetros y longitudes en torno a los 2 mm. Se componen de un 70 % de
celulosa, un 12 % de lignina, un 10 % de pentosanas y menos de un 1 % de ceras.
El macerado de los tallos se
realiza en estanques o ríos próximos a la zona de cultivo, en donde se procede
también al descortezado y desfibrado. El resto del proceso de hilado se realiza
en instalaciones industriales. El yute resiste mal la humedad combinada con el
calor, ya que es atacada por microorganismos. Se utiliza para la fabricación de
telas y cuerdas bastas, y para embalajes y esteras. El yute se puede colorear,
ya que admite y fija bien los colorantes derivados del alquitrán.
Retama
La retama es un arbusto que se
desarrolla en terrenos arenosos y secos, y de sus tallos se extraen fibras muy
cortas. La extracción de la fibra se lleva a cabo por maceración, descortezado,
agramado y rastrillado, de una manera similar a la extracción de la fibra del
lino. Se emplea principalmente en cordelería y, blanqueada, para la fabricación
de sábanas bastas.
Sisal
La fibra de sisal se extrae de
las hojas de "Agave sisalana", de la familia de las amarilidáceas.
Esta fibra es blanca y dura, con una longitud de 2 a 5 mm y una sección
poligonal de 20 a 30 micrómetros. Está formada por un 75 % de celulosa, un 6 %
de lignina y un 18 % de pentosana. La extracción se lleva a cabo de forma
primitiva, mediante el secado de la hoja al sol, tras lo cual se somete a
operaciones de magullamiento, batido, raspado y rastrillado. Se utiliza para la
confección de tejidos bastos, como sacos y esteras, y en la confección de
cepillos, siendo su principal aplicación la fabricación de cuerdas para la
industria y para aplicaciones agrícolas.
Secado de fibra de Sisal en Madagascar
Cáñamo
El cáñamo se obtiene de los
tallos de "Cannabis sativa", de la familia de las urticáceas, que se
cultivan preferentemente en climas templados. Las fibras del cáñamo se asemejan
a las del lino, aunque son más bastas, más largas y mucho más resistentes,
presentando extremidades redondeadas. Su longitud media es de 28 mm y su
diámetro medio de 35 micrómetros. Químicamente, se componen de un 86 % de
celulosa, un 6 % de lignina y un 8 % de pectinas, ceras y hemicelulosa.
Fibra de cáñamo
Abacá o cáñamo de Manila
El cáñamo de Manila o abacá es
una fibra que se extrae de las hojas de "Musa textilis", de la
familia de las musáceas que se cultiva principalmente en Filipinas. Sus fibras
están formadas por haces indivisibles de fibrillas elementales, de 2 a 4 m de
longitud, y de 5 a 30 micrómetros de diámetro. Tiene una resistencia parecida
al cáñamo común, pero es más resistente a la humedad, ya que es inalterable
incluso en ambientes marinos. El abacá se emplea en la fabricación de cuerdas y
cables para la marina y para minería. Las fibras más finas, seleccionadas y
blanqueadas, se emplean también en la confección de sombreros.
Fibra de Abacá (Musa textilis)
Las fibras del cáñamo se separan
mediante agramado, después de someter los manojos de la planta a maceración o
enriamiento para que fermenten y se disuelvan las sustancias aglutinantes.
Limpia la fibra, se consigue el cáñamo en rama, con fibras de hasta 2 m de
longitud, que se suavizan, espadillan y rastrillan para obtener la hilaza, cuyo
color oscila entre el gris pardo y el amarillo. Es proceso de elaboración del
cáñamo es similar a la del lino.
La fibra textil que se obtiene
del cáñamo se emplea en la industria fundamentalmente para la fabricación de
cuerdas y cordeles, pero también la confección de tejidos y telas bastas,
sacos, telas de embalaje, alpargatas, mangueras de incendio y otros muchos
utensilios. Por extensión, se asimilan a este mismo sector industrial los que
emplean fibras obtenidas de otras especies afines.
El cáñamo reducido a copos se
convierte en la "guata de cáñamo", que mezclada con algodón u otras
fibras da tejidos mixtos muy resistentes. Con las fibras más finas del cáñamo
se fabrican también trapos de cocina, toldos, velas y otros tejidos
resistentes.
Seda
La utilización de las fibras del
capullo de los gusanos de seda para la confección de hilos y tejidos constituye
uno de los sectores de la industria textil de más larga tradición.
Capullos de gusano de seda
La obtención de la seda se inicia
con la cría del gusano de seda o sericicultura, de la que se obtienen los
capullos que, removidos en agua caliente, pierden parte de la sericina y
permiten el hilado elemental, llamado "molinaje", que da lugar a la
seda cruda. Mediante baños de purga se elimina el resto de sustancia gomosa
para obtener la seda desgomada, que adquiere entonces su clásico tacto. El hilo
que forma cada capullo tiene una longitud de más de 1.000 metros y de 8 a 15
micras de diámetro. La hilatura propiamente dicha consiste en reunir varios
capullos preparados en un recipiente de agua caliente, se unen sus extremos y
se hacen pasar por una hilera de porcelana y se procede a su devanado. Los
filamentos quedan así pegados entre sí y forman un hilo que se alisa a través
del rozamiento consigo mismo o con otro hilo.
Con el hilo de seda se
confecciona gran diversidad de tejidos que, por sus cualidades de suavidad,
resistencia, facilidad de lavado y vistosidad, han hecho que durante siglos se
considerara la seda como la mejor de las fibras textiles.
Maquinaria textil
La industria textil emplea una
gran variedad de máquinas, además del telar, en las que se realizan operaciones
específicas de aplicación generalizada en la mayoría de las fibras, o
características de la confección de determinados tejidos.
Una vez la materia prima ha sido
producida, recolectada y, según el caso, sufrido algún proceso previo al
transporte, es almacenada normalmente en balas. Algunas materias requieren
procesos específicos anteriores o posteriores.
Del conjunto de maquinaria
utilizada en la industria textil, destacan:
- El "abrebalas": Es una máquina utilizada
para abrir las capas de algodón procedente de balas prensadas, mediante la
esponjadura y el desmenuzamiento de las fibras.
- El "abridor": Consiste en una máquina
usada para separar la fibra de algodón de las impurezas que la acompañan.
- El "ablandador": Es una máquina utilizada
para ablandar las hilachas de cáñamo o de yute; consta de rodillos
cilíndricos con estrías helicoidales, que provocan continuas flexiones a
las hilachas.
- Las "aprestadoras": Son máquinas
utilizadas para aprestar los tejidos; constan de una cubeta de imbibición,
de cilindros directores y de calandra para el exprimido.
- El "batidor":Es una máquina provista de
una devanadora o aspa con la que se abren y afofan las fibras textiles y
se las libra de impurezas.
- El "rame": Es una máquina utilizada en el
acabado de los tejidos, para ensancharlos y corregir las distorsiones de
la trama.
- El "roller-gin": es una máquina utilizada
desgranar las cápsulas de algodón; también conocido como "máquina de
cilindros", consistente en un cilindro forrado de cuero provisto de
estrías. En su movimiento de giro, el cilindro arrastra las fibras
textiles, que se enganchan en las estrías, y las conduce frente a una
cuchilla dotada de movimiento alternativo en sentido vertical, lo que
provoca el desprendimiento de las semillas que estaban adheridas a las fibras.
El telar
El telar es la máquina de tejer,
operación ésta que consiste en la fabricación de tejidos mediante el
entrelazado de dos juegos de hilos: la urdimbre y la trama.
El telar tiene un largo recorrido
histórico. Inicialmente requería de toda la potencia humana para su
funcionamiento, y no fue hasta finales de 1700 en que apareció el primer telar
mecánico, inicialmente con tracción animal y más tarde por energía de vapor. Se
haría popular a partir de 1820, generalizándose desde entonces la industria
textil.
Antiguo telar conservado en el Museo de El Serrablo -
Sabiñánigo (Aragón - España)
Existen distintos tipos de
telares que se distinguen según los órganos que los componen y los fundamentos
de su funcionamiento. Un telar de lanzadera consta de: el enjulio,
consistente en un tambor donde van arrollados los hilos de la urdimbre y de
donde salen paralelos; el guía-hilos, que tensa adecuadamente los
hilos de la urdimbre; el cruzamiento, que es un mecanismo
constituido por dos varillas que dividen los hilos en dos grupos para preparar
la calada; los lizaroles oviaderas, bastidores con
movimiento vertical alternativo, en los que unos hilos de acero o lizos cogen
los hilos de la urdimbre y forman la calada, posición en la que unos hilos
suben y otros bajan.
Los telares disponen, además, de:
un peine, cuyo movimiento de vaivén empuja cada pasada del hilo de
la trama; el botón, consistente en una tabla sobre la que se
desliza la lanzadera en su movimiento de vaivén; y el plegador, que
es un cilindro en el que se arrolla el tejido.
Existen también telares sin
lanzadera, que permiten obtener tejidos más anchos que los comunes.
FUENTES DE RESIDUOS
Es importante que para cada
operación de procesamiento textil se identifique cuidadosamente cada una de las
fuentes de residuos. Esto se puede lograr mediante
- un control de inventario y un reconocimiento de los
potenciales contaminantes contenidos en los productos adquiridos o
- un análisis del proceso.
Fuentes de DBO
La DBO es una medida indirecta de
la cantidad de material orgánico presente en el agua que puede ser
biológicamente degradado (por microorganismos). Ya que el oxígeno disuelto se
agota en el proceso de degradación del material orgánico, la cantidad de material
orgánico puede expresarse en términos de la cantidad de oxígeno requerido. Como
se utiliza oxígeno en un recipiente de agua que recibe residuos orgánicos, las
condiciones del agua pueden volverse sépticas y generar problemas en la calidad
del agua y la salud pública.
Fuentes de compuestos tóxicos
Los principales componentes del
agua residual son las impurezas naturales que se encuentran en las fibras
naturales y los compuestos químicos agregados durante los procesos empleados
para el tratamiento de fibra, hebras o tejidos. Las plantas de procesamiento
textil utilizan una amplia variedad de tintes y otros compuestos químicos,
incluidos los ácidos, bases, sales agentes humedecedores, tintes y otros
acabados auxiliares. Muchos de estos no permanecen en el producto textil
terminado sino que se desechan después de un uso específico. El efluente
combinado de una planta textil, por tanto, puede contener cualquiera de estos
compuestos o todos ellos.
Muchos de estos agentes químicos
empleados en la industria textil son considerados tóxicos y peligrosos. La
descarga de estas substancias en el medio ambiente puede causar serios
perjuicios a la salud y al bienestar de una comunidad expuesta o al ecosistema
afectado. Estos materiales pueden crear serios peligros para la salud y
enfermedades de naturaleza crónica. Las aguas superficiales y subterráneas, los
suelos y el aire pueden contaminarse todos con substancias peligrosas y
tóxicas.
Una de las preocupaciones
ambientales principales actualmente bajo estudio es la descarga de materiales
tóxicos provenientes de fuentes puntuales. Las pruebas de precisión de
toxicidad mediante ensayos biológicos aplicadas a los efluentes de las plantas
textiles han mostrado distintos grados de toxicidad acuática. Muchos residuos
tratados por las plantas muestran un bajo nivel de toxicidad en varias pruebas,
mientras que otros han mostrado una alta toxicidad acuática incluso en
concentraciones relativamente bajas.
No se conoce la identidad exacta
de estos tóxicos ni la de los precursores de los tóxicos contenidos en el agua
en el procesamiento textil. Este tema se encuentra actualmente en estudio. A
pesar de la falta de información específica, los estudios de los residuos de
agua y el conocimiento de la naturaleza de los químicos, tintes y procesos
empleados en la industria textil permite establecer ciertas generalidades.
Los tipos de substancias que se
puede esperar predominen en las aguas residuales tóxicas de la industria textil
son:
•metales
•surfactantes no degradables
•substancias orgánicas tóxicas
como fenoles, solventes aromáticos, ácido de metileno, cloruro, percloroetileno
y ácido oxálico para mencionar unos cuantos.
3.2.1 Metales
Los datos publicados por el
American Dyestuff Manufacturers Institute (Instituto Norteamericano de Fabricantes
de Colorantes) revelan que puede esperarse la presencia de metales en
cantidades diversas en distintas clases de tintes. Sin duda, el contenido de
metales de los componentes individuales de cada clase de tinte puede variar
significativamente.
Una investigación de tintes
realizada a mediados de la década del 70, mostraba que la principal fuente de
residuos de cobre derivados del procesamiento húmedo de una importante planta
de Carolina del Norte provenía de los colorantes. Un control de cada uno de
ellos mostró que aproximadamente 95% del cobre en el efluente provenía de 13
tintes fabricados con un alto contenido de cobre.
Surfactantes
Otro grupo de substancias que
frecuentemente contribuye a generar problemas de toxicidad acuática son los
surfactantes, detergentes, emulsificadores y dispersantes. Estos se usan de
manera universal en el procesamiento húmedo de textiles.
Descargas de solventes clorados
Existen tres mecanismos
importantes que conducen a la pérdida de solventes clorados en la industria
textil. El primero -emisiones a la atmósfera- está constituido por las
emisiones del proceso. El segundo mecanismo de pérdida es la generación de
residuos. Y el tercero son las descargas de agua.
Residuos peligrosos.
Los solventes clorados se usan en
la industria textil en la operación de descrude como agentes desengrasantes y
como portadores de los tintes. Los solventes clorados se convierten en residuo
peligroso después de ser usados en estas operaciones.
Los solventes utilizados como
portadores de los tintes contienen varios colorantes que son compuestos
orgánicos complejos de naturaleza refractaria (no biodegradables) y peligrosos.
Los colorantes contienen metales pesados como cromo, cobre y zinc, y
substancias orgánicas. Solamente 50% del peso de los tintes comerciales son
colorantes. El resto está constituido de material de relleno no peligroso (como
azúcar) y surfactante. El colorante termina en el solvente residual que puede
ser recuperado en la planta o enviado a otro lugar para ser reciclado. Algo de
los tintes gastados puede descargarse en los sistemas de tratamiento del agua.
Descargas de agua.
Los solventes clorados pueden
descargarse en el agua al enjuagar los tejidos con agua después del descrude,
como resultado del control del vapor y la separación agua/solvente, o cuando se
mezclan colorantes y compuestos químicos que sirven para el estampado y que
contienen solventes clorados con el agua residual de otros sectores de la
planta.
El agua residual del descrude y
enjuague contiene impurezas naturales y otras derivadas del proceso que han
sido eliminadas mediante los detergentes alcalinos calientes o la solución
jabonosa empleados en el descrude. El residuo contiene niveles significativos
de DBO, sólidos disueltos, aceite y grasa, y color. Únicamente el procesamiento
de los materiales sintéticos requiere solamente de un ligero descrude y muestra
niveles más bajos de DBO y de sólidos disueltos del residuo, pero los
incrementos de COD son significativos.
Otras toxinas
Problemas más sutiles son los que
pueden generarse en relación con los productos que resultan de los tintes
textiles (y otros), cuya degradación es potencialmente peligrosa. Un ejemplo de
un tinte de este tipo es el rojo #5 para alimentos que se sabe que se degrada
en productos que resultan cancerígenos y mutagénicos. En este caso, el tinte en
sí mismo no es dañino, pero los productos de la degradación que pueden surgir
durante el metabolismo (o en el caso de un tinte para textiles, la decoloración
reductora u otra degradación) resultan sospechosos. Sin embargo, se puede
disponer de substitutos químicos análogos para proporcionar tintes más seguros
en términos de los productos que resultan de su degradación.
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